Estaba harta de soñar con sus besos y su risa, él y yo tumbados, agarrados de la mano y jurándonos amor eterno. Sólo quería vivir despierta, me negaba a cerrar los ojos y seguir mintiéndome y entonces, apago la luz y no cierro los ojos por miedo a soñar y volver a repetir lo mismo. Y al final, me doy cuenta de que viví todo eso que ahora llamo sueño.
No sabemos lo que hacer cuando todo nos va varias tallas más grande, cuando el corazón parece que se para porque no hay razón para que siga funcionando, cuando nos morimos por dentro pero nadie lo está viendo. De vez en cuando damos pasos adelante con iniciativas que están muy por encima de nosotros mismos. A veces incluso nos sorprenden, otras caen de golpe y nos hacemos daño. Pero si miras de cerca, encontrarás esperanza en aquellas letras de canciones, en cualquier gesto o en los ojos de aquella persona a la que amas. A lo mejor no lo consigues, pero la cuestión es intentarlo.
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